martes, 18 de mayo de 2010

Cortinas

Las cortinas cumplen diversas funciones: filtrar la luz, crear intimidad, reforzar un estilo decorativo, realzar una vista al exterior o disimular un defecto de construcción. Por su variedad de propósitos y su influencia en la decoración, el uso de cortinas debe ser analizado previo a cualquier elección. Se deberá tener en cuenta su función, el estilo decorativo del ambiente, el tipo de cortina a utilizar, el tamaño de la ventana, la tela, el color y el estampado.

Cuando se trata de elegir una cortina las opciones pueden ser muchas. Dar con la cortina indicada requiere tener una idea clara de las distintas variantes posibles: funciones, modelos, diseños, materiales y medidas.

1) Definir la función de la cortina

El primer detalle a tener en cuenta es definir qué factores formales nos demandan colocar una cortina; qué función o propósito práctico contempla nuestra elección.

Las variables pueden ser muchas, incluso una suma de varias. Sin embargo es preciso aclarar cual o cuales serán los motivos en el que tengamos que pensar en una cortina. Estos pueden ser:

-Filtrar el paso de la luz.
-Resguardar la privacidad.
-Reforzar un estilo decorativo.
-Realzar una vista al exterior.
-Disminuir un defecto de construccioón.
-Ampliar o reducir visualmente una habitación o una ventana.


2) Elegir el tipo de cortina

Una vez que tenemos claro para que vamos a usar la cortina, se pueden empezar a definir los detalles estéticos: tipo de cortina, color, tela. El tipo de cortina está dado principalmente por el sistema utilizado para colgarla y el diseño adecuado a ese sistema.

Cortina clásica en barrales

La opción más conocida y práctica sin duda son los barrales; fáciles de aplicar, decorativos y adaptables a cualquier tipo de ventana. La diversidad de materiales -madera, hierro, patinados en distintos colores, etc.- nos obliga a pensar seriamente en elegir la mejor opción que se adapte al estilo general de la habitación. Un barral de madera lustrada va muy bien con una decoración rústica, pero podría desentonar con un estilo demasiado moderno. Conocer estos condicionamientos es parte fundamental de la elección.

Otro aspecto de los barrales son los elementos complementarios: argollas, soportes y terminales. También hay que contemplar las diferentes opciones para ocultar o disimular el barral, por ejemplo detrás de un tapa rollos, aunque quedan muy bien visibles y hasta de mayor grosor para darle más protagonismo.


Cortinas de Rieles

Las cortinas de rieles están compuestas por un riel y unas guías deslizantes en las que se sujeta la cortina por medio de pequeños ganchos. Hay dos clases de rieles, de plástico y de metal. Lógicamente los de metal son mucho más resistentes y aptos para todo tipo de cortinas. Los de plástico se reducen a cortinas livianas o medianamente livianas, pues no resisten demasiado peso. Este sistema de rieles es ideal cuando no contamos con suficiente espacio entre la ventana y el techo para colocar un barral.

Este sistema se completa con cuerdas o bastones para abrir o cerrar las cortinas, que van colocados en un lateral de la ventana o integrado a la cortina.


Cortinas Romanas

Las cortinas romanas consisten en un panel de tela liso que se pliega verticalmente, formando un acordeón, gracias a un sistema de varillas horizontales cosidas a intervalos regulares por dentro de la tela. Las varillas sirven para mantener la tela tensa y así los pliegues se forman sin problema. El mecanismo se maneja manualmente por medio de un cordón.



Cortinas Roller o de Enrollar

Las roller o cortinas de enrollar consisten en un panel de tela liso con un rodillo giratorio colocado en la parte superior que permite enrollar o desenrollar la cortina desde un cordón.

Visillos

Los visillos son paneles de cortina sujetos por arriba y por debajo mediante un sistema de dobladillos en los que se pasa un par de varillas de metal tensadas y sujetas a la ventana. Se visualizan como pequeñas láminas planas de tela que permiten el paso de la luz pero al reparo del exterior. Se adaptan muy bien en ventanas pequeñas, sobre todo en las de vidrio repartido de puertas o ventanas antiguas. Este sistema utiliza telas finas como la organza, el boile, el lino o la gasa, generalmente de colores claros: blanco, tiza, pastel o crudo.




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